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Felicidad, Responsabilidad y Agradecimiento. Estas son las tres palabras con las que podría definir los momentos previos a ese gran día. 

FELICIDAD! Ir de boda es siempre sinónimo de felicidad, pero si encima es la boda de uno de tus amigos, de esos de toda la vida, con los que has crecido, has ido al cole, has aprendido lo bueno y lo no «tan bueno», has salido y no has entrado, de esos que aunque no lo veas tanto como antes sabes que sí lo necesitas solo hace falta descolgar el teléfono.

RESPONSABILIDAD! Cada pareja es única. Cada boda es especial. Pero, como podéis imaginar, para mi Sergio y Cristina son muy especiales. Sabía el cuidado y amor con el que estaban preparando ese gran día. Eligieron un escenario mágico, una ceremonia con una música de fondo inolvidable, el agua del mar, que hicieron que cada instante, cada palabra, cada mirada fueran especiales e irrepetibles.

AGRADECIMIENTO! Porque en este sueño en el que me embarque hace ya un tiempo no es todo «de color de rosa», porque no siempre es fácil “ser profeta en tu tierra» y que Sergio y Cristina depositaran su total confianza en mí para este gran día, su gran boda, era un gran responsabilidad donde no podía fallarles. 

Sergio y Cristina quisieron compartirlo todo con la gente que querían, no escatimaron en detalles. No querían que fuera una boda más… y lo consiguieron. Fueron los mejores anfitriones desde los previos que comenzaron el día de antes. 

Cristina nos recibió el sábado sonriente, feliz y aparentemente poco nerviosa. Irradiaba una luz especial que contagiaba. Pronto su casa empezó a llenarse de gente, sus padres, su hermano y su cuñada, tíos, primos y, por su puesto, «sus xurris». Tenía a su gente y un «ángel» que la cuidaba desde el cielo. Risas, lágrimas, emociones a flor de piel…

Sergio, por el contrario, estaba más nervioso. La impaciencia de que llegara el momento le hacía no parar. La casa estaba llena, su madre, herman@s, cuñad@s, sobrin@s… todos querían estar cerca del «pequeño de la casa» en estos momentos. Juntos, brindaron porque la felicidad de ese momento fuera perdurable.

Emocionante fue la llegada de Cristina al altar, los ojos vidriosos de Sergio representaban toda la emoción y amor de esta pareja.

Todos los que los conocemos, sabíamos que iba a ser un gran día porque tenía unos grandes protagonistas, y no defraudó. 

Sergio, Cristina, os deseamos lo mejor!. Os lo merecéis y los que os queremos seguiremos a vuestro lado disfrutando de todo lo bueno que este por venir.

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